martes, enero 15, 2013

CUENTO DE NAVIDAD



Era Navidad y dos niños, Clara y Luis, estaban paseando entusiasmados  porque ya no tenían que ir al colegio y acababan de empezar sus fiestas yendo a visitar a sus abuelos a una casa de campo que ellos poseían en medio de la naturaleza. A Clara y a Luis les dejaban jugar fuera, su madre les daba más libertad, se sentía más segura allí y les permitía estar sin vigilancia. Ellos aprovechaban para inspeccionar pequeños insectos y correr sin parar, se sentían felices y libres. Especialmente, les gustaba jugar en un claro donde sólo habían tres árboles pequeños en relación con una gran roca que se levantaba imponente con forma de hipopótamo. Clara se apostó con su hermano que conseguiría subir hasta la cima de ésta (puesto que nunca lo había conseguido antes). Con dificultad y con ayuda de Luis, logró llegar hasta lo más alto, pero al intentar ayudar a su hermano, tropezó, Clara caía a la deriva cuando apareció otro niño detrás de la roca, que la cogió e impidió así que Clara se hiciese daño al caer.


- ¿Y tú quién eres? -preguntó Luis asustado al niño que acaba de salvar a su hermana - no te he visto llegar.
- Me llamo Ángel. Estaba sentado detrás de la roca y vi que ella se caía...
- Ángel, ¡Qué nombre más bonito! -exclamó Clara mientras se fijaba en la ropa del chico - mi madre no me deja vestirme "tan" de blanco para ir al campo, ¡cómo brillas!
- Mamá no te deja vestirte de blanco porque te revuelcas por el suelo y por la hierba -dijo su hermano sin vacilar - ahora que estamos tres, ¡podríamos jugar al escondite! 
- Lo siento Luis, me tengo que ir, es hora de reunirme con mi familia, hoy es noche buena, seguro que vuestros padres también os están esperando.
- ¿Cómo sabes mi nombre? -preguntó Luis anonadado - yo no te lo he dicho.
- ...Creo que Clara lo dijo antes
- Yo tampoco he dicho mi nombre, y mi hermano nunca me llama por el mío, él me dice enana... - hubo un largo silencio en el cual los tres se miraron entre ellos.
- Bueno -interrumpió Ángel- jugamos un ratito al escondite ¿vale?
Luis enseguida se emocionó con la idea de poder jugar y olvidó todos sus inquietantes pensamientos. Organizando a los jugadores sentenció:
- Vosotros os escondéis.  Yo contaré del uno al veinte. - Y tapándose los ojos comenzó a contar- Uno, dos, tres, cuatro...
- Vamos a escondernos -indicó Clara a Ángel

Luis continuaba contando lentamente, con sus manos tapando sus ojos, "diecinueve y ..." , se destapó los ojos y en frente suya estaba su madre claramente enfadada. 

- Os dije que salieseis un ratito, ya está muy oscuro y toda la familia espera para la cena. Venga, vamos, ¿y tu hermana?
- Estábamos jugando al escondite con otro niño -se da la vuelta y gritó- ¡Ángel, Clara, ha llegado mamá!

Clara salió de detrás de unos arbustos y corrió hasta ellos.

- Ya estoy aquí, ¿y Ángel? -dijo Jadeando.
- Vamos chicos, no puede haber ningún niño, este terreno es sólo de nuestra familia, dejaros ya de juegos -dijo su madre sin darles la menor importancia.

En ese momento Ángel se apareció delante de la madre, pero ella no parecía verle, los niños se dieron cuenta y Luis sintió el impulso de decirle a su madre que mirase bien porque lo tenía en frente suya, pero Ángel les hizo una señal de silencio llevando un dedo en frente de su boca.

- Sí mamá, no hay ningún niño, era para no aburrirnos.. -dijo Luis y guiñó un ojo a Ángel
- Adiós... Ángel -dijo Clara en voz muy baja y pronunciando su nombre despacio, comprendiendo al fin, quién y qué era este misterioso chico.

"FINDE" EN LA SIERRA


- ¡Hola Pablo! ¿Cómo llevas la semana?

  Éste era el primer mensaje de la tarde que recibía de su amiga desconocida de facebook. Sólo hacía unas semanas que hablaban y ya parecían conectar muy bien. Si no fuese por el pequeño detalle de que él desconocía absolutamente todo de ella, él hubiese pensado que era su media naranja. El nombre que utilizaba ella era un nick inventado: Dafne, y su foto de perfil era la imagen en 3D de una espada de acero atravesando un corazón de un rojo tan vivo que daba la impresión de querer salir de la pantalla.  A pesar de ello, Pablo se adentraba más y más en la aventura de hablar con una desconocida y, al mismo tiempo, no parecía importarle que pudiese ser todo una mera farsa inventada por ella como un pasatiempo divertido aunque macabro para él.

- Bueno, no te me quedes mudo. ¿Nos vamos este finde a la Sierra? Me encantará ver cómo te mueves sobre la nieve. ¿Qué dices?
- Enséñame una foto tuya antes.
- Vamos Pablo... te creía más aventurero. No soy ningún monstruo, te prometo que no te vas a decepcionar.
- Pues enséñame tu foto, yo no veo ningún problema si estás tan convencida de que me vas a gustar. Voy a pasar un fin de semana entero contigo, tendré que ver con quién pasaré casi 50 horas de mi vida...
- Si quisiese engañarte pondría en mi perfil cualquier foto de cualquier tía y me inventaría todos mis datos y tú no te darías cuenta. Sólo quiero ver hasta donde llega tu valor. Además, tú podrías estar mintiéndome y ser un casado barrigón con tendencia homicida. Yo también me estoy arriesgando.

  Seguidamente, Pablo recibió un nuevo mensaje, pero esta vez procedía de su teléfono, un whatssap de su novia había hecho entrada.

- ¡Hola cari!¿qué planes tenemos para este finde? Tengo algo importante que contarte.
- ¡Hola! me pillas liado ahora mismo, estoy quedando con los amigos, nos vamos a la Sierra a esquiar.
- ¡Estupendo, no es mal plan! - leyó Pablo aterrorizado sin saber cómo explicarle que ella no estaba incluida.  Mientras pensaba, iba escribiendo en el facebook a su amiga.

- Está bien Dafne, estaré allí, pero me vas a acabar enseñando hasta tu carné de identidad... jejeje.

Volvió a coger su móvil y escribió:

- No amor, no me has entendido, sólo vamos los amigos.

  Hubo unos minutos en que no recibió contestación por ninguno de los medios. Pablo estaba excitado y al mismo tiempo nervioso. Por su cabeza se le cruzó el pensamiento de qué pasaría si se equivocase y escribiese mensajes cruzados, a su novia los que dirigía a Dafne y a Dafne los de su novia, sería terrorífico. Dafne no era clara con él, pero él jamás le confesó a ella que tenía novia. Comenzó a comprobar todas las conversaciones con ambas por si había escrito o no los mensajes correctos a cada una de ellas. Sonó el timbre del whatssap en primer lugar.

- Ah... ¿finde de chicos? -preguntó su novia sin más.
- Sí, algo así.... pero ¿qué era eso tan importante que tenías que decirme? -Pablo miró la pantalla del ordenador y vio responder a Dafne, "Te enseñaré todo" decía, él no pudo reprimir una sonrisa en sus labios, Dafne le escribió la dirección de dónde se encontrarían y la hora, finalizaba con dos puntos y una P mayúscula. Después de ésto, se desconectó.

- Ya no recuerdo qué te iba a decir - contestaba su novia desde el whatssap. Te dejo, voy al gimnasio. Bye!

- Ok -respondió Pablo no muy convencido de qué acababa de pasar. En un momento estaba hablando con las dos y ahora no estaba ninguna de ellas. La despedida tan fría de su novia le hizo sospechar... ¿Y si su novia y su amiga fueran la misma persona? Las manos le empezaron a sudar y un extraño escalofrío recorrió su cuerpo. Estaba claro que se había metido en un gran lío, pero ya no le quedaba más remedio que acudir a su cita. Al fin y al cabo, ya había metido la pata hasta el fondo con su novia y si por el contrario Dafne era lo que prometía, y no eran la misma persona, no sólo estaba salvado, sino que además iba a ser un fin de semana de escándalo.