domingo, septiembre 09, 2012

VOLVER A VIVIR



    Sólo había una bombilla amarillenta en la habitación, su luz apenas llegaba a iluminar el cuarto por completo. Sadal Melik estaba leyendo una pequeña historia, la terminó y la dejó sobre su mesa. Últimamente pasaba su tiempo de esta forma, leyendo historias perdidas; los libros en los tiempos en que estaba se habían echado a perder, los escritores estaban ya sepultados en la profundidad del olvido o en el comercio publicitario. Sadal recordó el final de la historia: “Está claro que su mundo no es lo que era, ni será lo que fue”.
    Paró en frente de su estante de libros, giró una palanca y entró en la parte nueva de la casa, todo allí era de plástico: la mesa, sillas, armario, todo cuanto mirase a su alrededor. Su televisor estaba encendido, éstos se conectaban solos por la mañana en todas las ciudades y casas del mundo, luego era la persona la que decidía apagarlo o no; pero siempre comenzaba con alguna novedad que interesase a todos.
    Ese día las noticias captaron la atención de Sadal; decían que el meteorito gigante se dirigía hacia la tierra y llegaba esa noche, noticia que venían dando desde hacía varios años, pero ahora llegaba el momento decisivo, la NASA daba los últimos retoques a los misiles que desviarían el meteorito; a su lado, Sadal clon comenzó a gruñir.
  • -        ¡Mierda, tengo que ir al trabajo a soportar al jefe, con lo interesante que está la tele! Cuéntame luego que tal van los misiles.
  • -        Con lo chapuceros que son, seguro que hacen un misil bumerang y estallamos todos.
  • -        Je, Je, qué gracioso eres –Sadal clon se dirigió a la puerta, dando a un botón ésta se abrió y aun riéndose entró en su minicoche.
  • -        ¡Dios! ¿cómo es tan tonto? –Sadal apagó el televisor y fue de nuevo a su cuarto.
    Unos años antes, su mujer se marchó de casa, según le dijo, no le soportaba; así que Sadal tuvo la idea de hacerse un clon y al ser igual, le soportaría; pero ahora era él quien no aguantaba a su doble, su vida era levantarse para ir al trabajo, llegar a casa, comer patatas fritas, ver la televisión en el sillón de agua y dormir. Sadal achacaba este error a que quizás las inyecciones de crecimiento que le habían puesto para que llegase a alcanzar su edad, le habrían afectado en el cerebro de forma irreparable. Aunque por otra parte Sadal siempre se preguntó para qué harían clones, si todas las personas, desde su punto de vista, eran iguales.
    Sadal no trabajaba, hacía tiempo que dejó su profesión de pintor, ya que cada vez le exigían obras más banales, esto junto con los avances de internet y otras tecnologías hicieron que su trabajo sólo fuese valorado por una minoría de amantes de lo clásico.
 
    Éste día Sadal esperaba la llegada de sus nietos, eran preciosos los dos, fueron elegidos y modificados genéticamente por sus padres, y su hija tenía muy buen gusto.
    Gritaron a la puerta, Sadal supo que eran ellos.

  • -        ¡Ya estamos aquí! ¡Oh, abuelo, aún no has comprado una tele más grande! ¡ésta no ocupa ni la mitad de la pared! –decepcionado dio dos palmadas y la luz se fue – ¡Menos mal que al menos has puesto la luz por sonido!
  • -        ¡Vaya papá, te vas modernizando! Ya llego tarde al trabajo – Elik apagó su reloj que pitaba insistentemente y se fue.

    Como a los nietos no les gustaba ese televisor, era una buena oportunidad para sacar sus armas de guerra y comenzar a corretear por la casa gritando entusiasmados. A Sadal le encantaba observarlos y sobretodo le llamaba la atención el lenguaje que utilizaban mientras jugaban, tan desconocido en su tiempo y a veces más correcto del normal.

  • -        ¡Deneb Kaitos, tu ultra láser queda confiscado! –dijo Menkar a su hermano, llamándole como lo hacían los mayores.
  • -        ¡Menkar! Me temo que mi ultra láser es intransferible y por tu osadía te voy a traspasar – inmediatamente corría y su hermana le seguía entusiasmada con la idea de atraparle.

    Sorprendentemente, así solían pasar horas jugando, pero ese día se cansaron pronto de jugar y pidieron a su abuelo que les contase algo, ellos disfrutaban escuchando sus historias sobre sus antepasados y sobre cómo era la vida antes, aunque muchas veces ellos creían que eran meras mentiras que su abuelo les contaba para divertirles.

  • -        Abuelo, ¿cuándo nos enseñarás la parte oculta de esta casa? ¡queremos verla!
  • -        ¡Ohh, pero es antigua!... como las de entonces… y vosotros odiáis lo antiguo
  • -        Venga, abuelo –dijeron sus dos nietos al unísono y con caras de fieras domadas
  • -        No estáis preparados, quizás dentro de unos años; si la parte que veis de la casa os parece antigua y detestable, imaginaros lo que sería entrar allí…. Tenéis que mentalizaros durante años.

    Con esta razón sus nietos se asustaban y no querían volver a saber sobre la parte oculta. Pero la verdadera razón de no mostrarla, era porque para Sadal Melik esa parte de la casa era su refugio, su pasado, sus recuerdos alegres y felices estaban allí, era su intimidad más profunda y temía descubrirla, tal vez por miedo al rechazo y a la incomprensión de sus seres más queridos. Además, era posible que sus nietos se lo contasen a sus padres y su éstos llegasen al día siguiente con los planes para reformarla, ¡oh, no! No la enseñaría jamás, ni su clon sabía de su existencia.
  • -        ¿Sabes abuelo?, el próximo viernes vamos de excursión con el cole a la luna ¡qué pena que no puedas venir! Con lo que te quejas siempre de que te pesa el cuerpo… allí no es así. – le dijo su nieta con la mejor de sus intenciones.
  • -        ¿No os habéis enterado de la noticia del meteorito gigante? Chocará con la tierra hoy a las 24.46 exactamente.
  • -        No abuelo, los de la NASA preparan misiles y no ocurrirá nada –su nieto giró la cabeza hacia la ventana, unas luces habían llamado su atención –¡son ovnis!
  • -        Genial, vendrán a despedirse de la raza humana –dijo Sadal, sin ánimo de levantarse y llevar a la calle a sus nietos para tener contactos extraterrestres.

    Ante las súplicas de éstos accedió, sabiendo que todo aquello era una farsa preparada por el gobierno y militares para hacer creer en algo a las personas que ahora se declaraban de religión extraterristra y su filosofía era “No creas lo que no puedas ver y tocar”. Pero aun así, la gente era más ingenua y creía todo lo que los medios querían. Al cabo de un rato, apareció un extraterrestre con la figura más clásica: cabeza grande, cuerpo pequeño y gris.
  • -        Adiós terrícolas –dijo el marciano recogiéndose en la nave
    Sorprendentemente la gente se quedaba con cara más abobada de la normal, luego ponían un nombre nuevo a la calle en relación con lo ocurrido, después las típicas historias de yo le saludé, etc., etc. Sadal no dejaba de preguntarse por qué usaban esta maniobra de distracción ahora, quizás no iban tan bien en los últimos retoques de los misiles y Sadal comenzó a preocuparse.

    El día transcurrió rápido, su hija recogió a los niños y después Sadal clon llegó a la casa y rápidamente encendió el televisor.
  • -        ¡Es el momento decisivo Sadal 1º! –dijo tumbándose en el sofá cogiendo una bolsa de patatas fritas que pareció salir de la nada
  • -        Me temo que tendré que ir a hacer mi último favor a alguna mujer
  • -        ¿Qué? – dijo su clon sin apartar su mirada del televisor
  • -        ¡Olvídalo! Ahora vuelvo –Sadal cogió su abrigo, se peinó los pocos pelos que le quedaban, y se echó colonia.
    Al rato volvió decepcionado
  • -        ¡Hay que ver que no aprovechan la ocasión! ¡les duele la cabeza!, hay cosas que nunca cambian…
  • -        ¿Con lo guapo que eres? Quizás al ser yo tu doble me han perfeccionado.
  • -        ¡Cállate! En lo único que eres exacto a mí es en mi físico.
  • -        Cinco, cuatro, tres, dos, uno… el misil ya ha salido, esperemos lo mejor – la periodista cerró los ojos y con ella la Humanidad entera.

    Hubo un temblor de tierra, Sadal pensó que era el final, que habían colisionado; pero no fue así, la periodista chilló de alegría, Sadal abrió los ojos y dio las gracias a la ciencia y los avances, también lo hizo su clon y se abrazaron. Pasado los momentos de excitación y euforia, Sadal clon se sentó una vez más en el sofá para ver la televisión y Sadal Melik se dirigió a su cuarto, aquel cuarto no modificado por el tiempo, sin sillones de agua, ni televisores, muebles hechos de los extinguidos árboles y una bombilla que se encendía por interruptor. Su vida dentro de la parte antigua de la casa era como si nada hubiese cambiado, pero está claro que su mundo no es lo que era, ni será lo que fue.

3 comentarios:

  1. Éste es un relato que escribí hace muchos años, que a penas me costó esfuerzo y fue el más alabado. Este relato dice mucho de mí, porque me encanta la ciencia ficción, la crítica, la ironía, el humor, y como no, la nostalgia... y todo ello creo plasmarlo un poco aquí mismo.

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  2. Recuerdo este relato. La parte clásica se me quedó grabada y la he recordado después en varias ocasiones. ;) ¡Bienvenida a este mundo!

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    1. No encuentro mejor recompensa que la de que parte de mi relato se te quedase grabado y la recordases después del tiempo. Gracias. :)

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