martes, septiembre 11, 2012

LLÁMAME ESTRELLA

  Aquí estoy yo, en mi lugar de la cama, tu espacio lo ocupan libretas de notas esparcidas, un libro, peluches, un portátil y mi (nuestra) mascota. Hay muchos objetos, pero ninguno llena el vacío que has dejado; miro mi cama, me miro y no comprendo cómo he llegado hasta aquí; sólo sé que me siento vacía. El vacío para mí es un agujero negro que todo lo absorbe, lo que entra en contacto con él va girando y girando, siendo arrastrado como si se tratase de un gran remolino, atraído por su poderosa fuerza magnética. Todo objeto que entra en contacto con el agujero, desaparece, desapareciendo incluso la luz y el tiempo se detiene. Eso has sido para mí, esto nos ocurrió a nosotros. 

  Sería que el destino me deparaba llegar a aquel punto, porque mi ruta, la que había seguido durante años, de repente ese día se desvió contra todo pronóstico. Sin saber por qué ni cómo, llegué a aquel lugar y en aquella hora exactamente donde tú te encontrabas. En los primeros momentos en que te vi a penas llamaste mi atención, sin embargo, según aproximaba mi cuerpo al tuyo fui notando tu imán; cuanto más cerca estaba, más deseo sentía, las partículas de mi cuerpo vibraban como locas buscando tu cercanía. El momento fatal llegó cuando me atrajiste hacia ti para darme un beso. Sentí tu energía y todo mi cuerpo se sacudió, ya no tenía escapatoria, había entrado en tu radio de alcance y la atracción fue más fuerte que yo y comencé a girar y girar en torno a ti, sumiéndome en tu agujero, cada vez más cerca... hasta fundirme en ti. Desaparecí contigo. Absorbiste mi cuerpo, mi ser, mi luz, mi energía y el tiempo pareció detenerse. 

  Durante toda una década nuestros cuerpos se fundieron en uno, fueron años -según yo creí- de tranquilidad, relajación, era el cobijo de la nada. El mundo exterior no me podía hacer daño porque ni siquiera podía verme, me evaporé contigo y ya no vagaba más entre simples estrellas con el triste destino de morir apagadas, seguramente por falta de pasión.

  De repente, todo cambió y toda esa energía de atracción que hizo que nos fundiéramos, todo lo que yo creí que era tranquilidad y sosiego, no sólo no había sido eso, sino que fue una preparación para lo que estaba a punto de ocurrir. Nuestros átomos comenzaron a girar de nuevo vertiginosamente hasta el punto de estallar en un enorme bigbang, simulando al de la creación de nuestro universo, sólo que a diferencia de éste, de aquí sólo salimos disparados tú y yo... hacia diferentes galaxias.

  Nunca pudimos imaginar que después de tanto amor, tanto deseo, de esa unión, pudiera ocurrirnos aquello; pero mucho menos nos imaginamos que tras nuestra aleación y posterior expansión, yo ya había cambiado, me llevaba un trozo de ti. Ahora parte de tus átomos vagan conmigo, los llevaré para siempre en mi ser y pedazos que eran míos, parte de mí, se ha ido contigo.

  En este momento, estoy flotando como antes de conocerte, sumida en la ingravidez de mi cuerpo y de mi alma; sólo que a diferencia de antes, ahora estoy más lejos del sol y siento frío, todo está mucho más oscuro y mi rumbo, que antes era lineal y predecible, hoy es desconocido. Mi cuerpo flota libre, ligero, liviano, sin atracción, porque ya no hay nada ni nadie que me atraiga lo suficiente... y voy así de lado a lado, esperando llegar algún día a chocar con otra estrella, a rozar algún planeta que me haga brillar más fuerte hasta desintegrarme. O bien seguiré esquiva entre todas estas nebulosas en que me ha tocado navegar. Sumida en la oscuridad y en este frío, hasta que se me apaguen las fuerzas.

3 comentarios:

  1. Éste es mi relato de nueva creación, surgió en la madrugada del 11/09/2012, no podía dormir, y ésto es lo que surgió. Que disfrutéis.

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  2. Puro sentimiento, pura emoción. Y ese final abierto y a la vez melancólico es un fiel reflejo de ti. ;)

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  3. de 'desintegrarse' nada. Íntegra 'hasta que se te apaguen las fuerzas', Eva.
    :)
    Genial.

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