martes, septiembre 25, 2012

CASUALIDAD O DESTINO

  Será casualidad o por el contrario es el destino el que rige nuestras vidas. Podemos entender nuestra realidad como una sucesión de casualidades al azar o rendirnos ante nuestro sino. La verdad es que se ha escrito mucho sobre este tema y no pretendo ser la que tenga la respuesta. Mi opinión personal es que la casualidad no existe, todo sucede por alguna razón y aunque no lo queramos ver, normalmente sabemos que eso es así porque incluso nosotros mismos podemos llegar a predecir aquello que nos ocurrirá; aunque normalmente prefiramos cerrar los ojos y decir que no lo vimos venir.

  Se dice que cuando una puerta se cierra, otras se abren. Yo digo que no es verdad, siempre tenemos puertas abiertas, lo único es que no las vemos, nos cegamos ante las múltiples posibilidades. Sólo cuando no estamos bien con nosotros mismos buscamos ansiadamente otro camino, otra forma de estar, es entonces cuando comenzamos a poder verlas. Pero aún así, tenemos que desear afrontar el cambio y atrevernos a cruzar una de ellas. El miedo nos invade, vamos temerosos y las piernas nos flojean. Sin embargo, una vez que lo conseguimos, el éxtasis se apodera de nosotros y somos felices durante unos breves pero intensos instantes. Independientemente de si elegimos la puerta correcta o no, el avanzar ya es un cambio positivo, pero qué triste es mirar atrás.

  Realmente nunca desee el pasado, dudo que ahora lo quiera, siempre me gustó mi momento presente e intento exprimir todo lo que puedo. No obstante, mi mente va hacia atrás, hacia delante y a mundos paralelos. Puedo intentar reprimirla, pero en vano vuelvo a mis mundos. Alguien podría decirme que eso no es real, que es una pérdida de tiempo, pero realmente ¿que es real?, hasta el pasado lo inventamos en nuestra mente, cada uno recordamos aquello que nos interesa y nos conviene. Y hablando del futuro, solemos imaginarlo dependiendo de nuestro estado de ánimo y de nuestro presente inmediato, un presente que cambia continuamente y que sin embargo nosotros nos empeñamos en hacerlo estático.

   Continuamente me pregunto qué puerta tomar esta vez ¿será mejor que la anterior?. No quiero sufrir más, pero qué ganas tengo de volver a emocionarme y sentir. Tal vez no hago más que contradecirme, o tal vez tenga razón, porque nada es lo que parece y todo es como lo quieras ver.

   Y así siento la vida, que va pasando lenta y rápidamente, unas veces parece reírse de mí y otras veces va sufriendo conmigo. Porque por casualidad o por un extraño destino, nuestras decisiones se van grabando a fuego en nuestras vidas y aún así seguimos cerrando y abriendo puertas.


3 comentarios:

  1. Yo he llegado a la conclusión de que las cosas no pasan por algún motivo y si tiene que suceder algo, será en el momento justo. Tendemos a recordar el pasado mejor de lo que realmente fue porque la felicidad no es constante sino que son momentos puntuales de nuestra vida. ¿El futuro? No existe, por tanto, lo mejor es no esperar nada de él y así es la única forma de obtener todo. ;)
    Todos nos equivocamos, pero serán nuestras equivocaciones, pero también nuestros aciertos. Ánimo. Beijinhos.

    ResponderEliminar
  2. Pues sí, toda la vida es así; un puro adaptarse o morir. Los buenos momentos son los souvenirs que nos llevamos en este viaje.

    ResponderEliminar
  3. Lo malo de pensar que si algo debe ocurrir ocurrirá, es que nos convierte en unos vagos. Decimos: lo que tenga que ser será, y nos sentamos a esperar a que eso ocurra. A veces sin saber siquiera qué es lo que 'debe' ocurrir.
    Pero nada en la naturaleza es estático, nada ahí afuera se queda esperando a que algo ocurra para ponerse en marcha. Sólo nosotros.
    En la naturaleza si hay que hacer, se hace, si hay que avanzar, se avanza, si hay que ir, se va. No hay tiempo ni ganas de ponerse a pensar.
    Uno sólo puede errar moviéndose. Si uno se para por miedo a fallar, ya ha fallado.
    Son teorías bonitas de decir y uno queda muy bien diciéndolas, pero en la práctica hay que empujarse, vaya que sí.
    El día que te mueves te preguntas cómo puedes haber estado días parado, y encima estando tan a gusto. Te parece ilógico, insano.
    Pero al rato vuelves a pararte.
    Con el tiempo, el cerebro cada vez se siente más a gusto con lo suyo, con lo conocido; no quiere ni oír hablar de novedades ni tener que adaptarse e improvisar. Tan listo que es, él mismo se mata de hambre antes que probar y reconocer nuevos sabores.
    Tengo una mosca delante y no para quieta la jodía, buen ejemplo. Y antes otra dándose de cabezazos contra el cristal. ¡Qué voluntad! Yo me hubiera desparramao en el sofá al cuarto intento infructuoso.
    Si uno mira alrededor y ve que todo se mueve, ¿por qué ese Todo a veces no lo incluye a uno? Digo yo que vaya Todo de pacotilla, no? Debe ser del chino.
    Al final, como diría algún religioso, la voluntad es la que nos une al todo. Todo se mueve, sí, pero lo hace con voluntad, empujando siempre desde dentro, desde el fondo, desde donde no hay ni palabras; no esperando a que algo externo lo mueva a rastras.
    Buen post, Eva. Éste es tu 'movimiento' ahora :)

    ResponderEliminar